martes, 26 de agosto de 2008

Julia

- ¡Oh, cielos! Te ha salido un bulto en la cabeza.
- ¡¿Qué?! ¿Dónde?
- Debe ser un tumor.
- ¿Un tumor? Lo imaginaba.
- Ah, no, es el pelo.
- ¡Por Dios, Julia!
- Qué quieres, por una vez que me intereso por ti.
- Pues te podría interesar saber que me merezco una explicación, incluso una disculpa.
- ¡Ya sé lo que vamos a hacer! Tú me hablas y yo demuestro que no me interesa. Ni te escucho. Igual que cuando te deje tirado.
- ¿Qué dices?
- Eso, eso… habla.
- Pero en que clase de psicótica sádica te has convertido. ¿Es que no te acuerdas de las cosas que hemos vivido juntos? ¿No te acuerdas de las veces que me dijiste que me querías? Puede que sólo fueran palabras, pero al menos te preocupabas por mí, me apoyabas si estaba triste o preocupado. ¿Dónde está esa Julia? ¿Eh? ¿Dónde está esa Julia… humana?
- ¿Te sabes el chiste del síndrome de Williamson?

miércoles, 18 de junio de 2008

sueño

- anoche soñé contigo.
- y qué soñaste?
- soñé que estábamos juntos en el bar de siempre, con la caña de siempre en la mano, la música y el humo rodeándonos, oyendo trozos de conversaciones ajenas, charlando, bailando en la semioscuridad del bar, un viernes cualquiera... Y entonces se acercaba ese medio colega tuyo, ese chico tan guapo que no es más que un chaval, tendrá veinte años, ése se acercaba por detrás y me rozaba apenas el cuello con los dedos, yo me volvía sorprendida y él me miraba a los ojos y me besaba, y me besaba tan bien ... con los labios blandos y duros a la vez, lentamente y sin embargo así como con urgencia ... y yo le besaba a él y tú estabas a mi lado y ya no sé si nos mirabas besarnos o no, pero yo tenía la sensación de que te daba igual, no te importaba lo que estaba sucediendo a menos de medio metro de ti, seguías bebiéndote la misma caña de antes, te faltaba brindar por lo bien que nos estaba quedando el beso... y me sorprendí, te sentí extraño... y nada, me he despertado y te lo tenía que contar, porque no entendía cómo podía no importarte que otro me besara ...
- ... es que creo que ya no te quiero.

jueves, 5 de junio de 2008

la bolsita

Todavía me asombro con los pequeños milagros de la vida. Sobretodo los que un ser tan raro como el hombre puede llegar a crear ¿Te has fijado, por ejemplo, en las bolsitas de manzanilla? Es algo maravilloso. Seguro que hay una máquina en algún sitio que sirve exclusivamente para hacer bolsitas de manzanilla. Inclreíble ¿verdad? Alguien se ha preocupado de inventar una máquina en donde se extiende un papel poroso; luego, mediante un dispositivo, cae una cantidad X, siempre la misma, de manzanilla; después una cortadora hace un dibujo perfecto del trozo de papel justo y necesario; y otro dispositivo dobla ese papel con todos eso plieguecitos de las bolsitas de manzanilla; la bolsita se sella, se le pone un cordoncito con una etiqueta, y se mete en otra bolsa de papel, y luego en una caja, y luego se envuelve en plástico. Todo hecho por una máquina. Del campo a la taza pasando por la mente de una persona que ha gastado parte de su tiempo en inventar eso... ¿No te gustaría saber quién es ese alguien?

raso

- Siempre me ha gustado el tacto del raso, el tirante que se cae solo sobre el hombro desnudo, la facilidad con que... ya sabes...
- Pero esa caída... en realidad, el raso no tiene una caída bonita. No es como otros tejidos. Te hace una forma aquí que no es muy femenina.
- Ahí no puedo decir nada, es un tema que no controlo.
- Ya, claro, los chicos...
- A tí esta camisa te queda muy bien.
- Gracias.
- Lástima que no tenga tirantes.
- Ya, pero es que las camisas...
- ¿Te gustaría venir a mi casa?
- El raso, en realidad, está sobrevalorado.

miércoles, 28 de mayo de 2008

móvil

- ¿Envío el mensaje o no lo envío?
- Tú sabrás.
- No sé, por eso te pregunto.
- A ver, ¿qué dice?
- Pues es bastante ambiguo, pero dice demasiado. Si lo envío, dice por lo menos que lo tengo en la cabeza.
- Pues no lo envíes.
- Ya, pero es que ...
- Pues envíalo.
- ¿Tú crees?
- Total, en la cabeza lo tienes, ¿no? Pues envíalo.
- ...
- Bueno, pues guárdalo y te lo piensas.
- Sí, mejor.


(click)

- ¡Mierda!

lunes, 26 de mayo de 2008

libros

- Se puede conocer a una persona cotilleando en su estantería ¿Ves? Miro los cantos de los libros y te conozco. No tienes libros de filosofía, ni autores raros. Te gustan los poemas de amor y los cuentos... y todas son ediciones de bolsillo, así que seguro que lees en el metro, en los parques y en las cafeterías, pero el dormitorio lo dejas para otras cosas.
- Sabrías mucho más de mí si abrieras cada libro por la primera página, esa que dejan en blanco en la editorial para que alguien, cuando te regale un libro, deje impreso el verdadero secreto de por qué leo lo que leo... de por qué soy como soy.

lunes, 19 de mayo de 2008

memoria

- Me he pasado toda la vida llenando este cajón del escritorio con memeces del tipo: la dichosa patita de conejo que me traje del pueblo el verano que viniste conmigo, la entrada del concierto de Sabina en el que terminamos enrollados, la chapita con el símbolo ese que ya no sé lo que significaba, servilletas y posavasos de los bares en los que me tomé copas contigo, garabateadas, dibujadas, mordisqueadas... una pieza de plástico que no sé a qué objeto pertenece pero que era importante porque me la diste tú, el anillo de papel de plata con el que nos casamos para siempre de pega... tengo el cajón y la memoria llenos de gilipolleces de esa índole... en lugar de haber guardado una de tus bragas, tu pintalabios o uno de tus labios... cualquier cosa que estuviera más viva.

lunes, 12 de mayo de 2008

parábola

- Me molesta especialmente.
- ¿Y qué quieres que haga?
- Pues no sé. Apunta con el chorrito fuera del fondo, por ejemplo.
- Ya estás con otra de tus crisis.
- No es una de mis crisis. No entiendo el placer que te produce que yo me tenga que enterar de que estás meando.
- No es culpa mía. Es la altura.
- Yo, y el niño, y el vecino...
- Si no fuera así de alto haría menos ruido. La altura contibuye a la aceleración del chorro de pis. Seguro que podría descomponer esta parábola en dos vectores, uno vertical hacia abajo y otro horizontal hacia la pared, y hallar la aceleración final con la que sale una masa de pis desde esta altura. Luego está la variable fuerza-con-que-sale. Sería interesante hacerlo...
- Mira que puedes llegar a ser capullo.
- ¿Crees que no soy capaz? Seguro que puedo diseñar una ecuación física que relacione la fuerza-con-que-sale, la altura y parábola que describe el pis y su caudal, para obtener el número de decibelios que provoca el chorrito al romper la tensión superficial del agua del water. No puede ser muy complicado. Igual hasta existe.
- Limpia el borde cuando termines.

crisis

- Deja ya de asumir crisis.
- Son mis crisis y las asumo si me da la gana.
- No. No son sólo tuyas. Tienes una tendencia innata a apropiarte de cualquier cosa que pueda convertirse en una crisis.
- ¿A qué llamas crisis?
- ¿A qué llamas tú crisis?
- A esto.
- Esto es una mancha de grasa en la camisa.

¿cómo lo llamarías?

- Tengo otra vez esa sensación.
- ¿Qué sensación?
- No sé cómo llamarla.
- ¿Buena o mala?
- Es como cuando estás sentado en el metro y se abre la puerta. Y entonces entra una señora mayor pero tampoco muy mayor. Y empiezas a preguntarte si será lo suficientemente mayor como para que tengas que cederle el asiento. Y cuando ya has decidido que sí... dudas un momento si hacerlo o no. Y entonces el que está sentado a tu lado se levanta, le ofrece su asiento y la señora sonría agradecida. Tienes por delante un minuto de trayecto hasta una estación en la que bajarte y te viene esa sensación...
- ¿De vergüenza?
- ... De... cobardía... no sé.
- Le das demasiada importancia.
- Es que la tiene.